Darío Canton | Escritor & Poeta
PUBLICACIONES | Literatura | De la misma llama - Nue-Car-Bue (1928-1960)

El mundo es ancho y multicolor

NOTICIAS | Año XXII | N° 1665 | 22 de noviembre de 2008
Elvio E. Gandolfo

Es un grueso volumen de 750 páginas. Tiene que ver con su autor, Daría Cantan, que fue alternada o conjuntamente sociólogo y poeta. Pertenece a una serie de seis volúmenes, "De la misma llama" y es el último, pero a la vez el primero, porque abarca desde su nacimiento hasta 1960, en que parte hacia Berkeley, a estudiar sociología, enviado por Gino Germani. Un extenso período donde pasó, como suele suceder, de hijo a padre.

Una vez que se empieza a recorrer el libro, junto con él, la experiencia tiene pocos equivalentes dentro de la literatura (incluso la edición) argentina. Daría Cantan cuenta sus dudas, que abarcan el momento mismo de la escritura. El "bonus track" de documentos, ilustraciones y facsímiles en colores, por su extensión y maravilla, termina siendo tanto o más importante que el propio texto. Lo que termina por armar el volumen es más un artefacto que una autobiografía. El lector que pierda la sospecha ante un volumen tan mercurial e inclasificable, y siga leyendo lo que lo atrae, y pasando por alto lo que lo aburre o no entiende, terminará por tener una experiencia (palabra bien usada en este caso) fascinante.

Con infancia y adolescencia repartida entre el pueblo de 9 de Julio (Pcia. de Buenos Aires) y Carmelo (Uruguay), hay un prolijo mapa de cada lugar, hay fotos de numerosos sitios, hay incontables documentos facsimilares relacionados con familiares. Pero también, tal vez sobre todo, un libro infantil con monos completo (incluidas las tapas), la reproducción de todo un álbum de fotografías en miniatura, un número casi entero de la revista "Billiken" (en un momento Cantan se define como un "chico Billiken"). Todo con una atención minuciosa a reproducir los colores, el "tacto" de la época. A la larga, es como "tocar" la historia, de uno y de muchos. A lo que se agregan las terapias y las "confesiones" de Cantan, incluyendo una frase agresiva sobre sus anteojos, su pasión por el "franeleo" en los colectivos, o sus dificultades sentimentales.

Entretanto, al fondo de esos paseos insólitos, se sostiene su voz conflictuada, a la vez hiperracional e hipersensible, buscando a H. A. Murena para que lo aconseje, y consiguiendo en cambio a Girri, o recibiendo una carta de su condiscípulo Noé Jitrik, que se manifiesta atónito ante la manera de ser de Cantan, como le pasa, de algún modo, también al lector.

Hay también muchos poemas, y varios relatos. Pero más que en los otros tomos de la serie aquí lo artístico funciona más como una duda constante que como una realización. Ah: figuran también las etiquetas de los discos de jazz que coleccionaba, una participación fúnebre de frente, de espaldas, y desplegada. Y mil cosas más. Imposible captarlas todas en una primera lectura (o una primera visión). Pero suficientes como para provocar el impacto múltiple y esquivo de un libro sin igual, literalmente multicolor.